“Trabajar
con niños siempre resulta muy agradable. A su gracia infantil se unen sus
deseos de aprender y el amor que sentimos nosotros por la profesión. Aquí siempre
nos ha caracterizado la consagración por este maravilloso trabajo”, dice con
satisfacción, María Chávez, entrenadora de Gimnasia en Guantánamo.
En
el gimnasio Pedro Agustín Pérez, de la capital provincial, infantes entre 4 y 5
años dan sus primeros pasos en este deporte, muy exigente en lo físico y lo
espiritual, para poder desempeñarse a plenitud en los diferentes aparatos
competitivos.
En
el área deportiva preparan alrededor de 40 infantes de las escuelas primarias
cercanas, todas pertenecientes al Combinado Deportivo Centro, en la ciudad de
Guantánamo.
Allí
laboran varios entrenadores, entre ellos la coreógrafa María Chávez, una de las
más experimentadas, siempre dispuesta a corregir, una y otra vez, a sus alumnos
en busca de un desempeño adecuado.
“El
trabajo nuestro consiste en prepararlos en nociones básicas de la gimnasia y
también ejercitarles los músculos. Estos niños luego necesitan realizar pruebas
de captación para ingresar a la
Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) del territorio,
para perfeccionar la técnica y desarrollarse como atletas”, agrega María.
Así
transcurren las jornadas en el gimnasio Pedro Agustín Pérez que, a pesar de no
contar con todas las condiciones requeridas para la práctica de este deporte,
sí mantiene una buena labor de captación de talentos.
Allí
se han formado gimnastas de la talla de los estelares, Fidel Silot, Carlos
Campañá y más reciente, el Rey de los Juegos Escolares Nacionales del 2012 y
máximo acumulador en el 2013, el adolescente Pablo Harold Pozo.
Por
ello resulta admirable el desempeño del colectivo de entrenadores, que con
deseos y la alegría infantil que los contagian, prosiguen en el accionar
diario, preparando y forjando a los futuros campeones de la gimnasia en
Guantánamo.
Alegra,
y mucho, observar de qué manera los pequeños infantes de la gimnasia rítmica y
artística se forman en el oriental territorio a más de 900 kilómetros de La Habana. A pesar de las
dificultades materiales, el empeño y el amor por el trabajo premia a
entrenadores y alumnos, en una disciplina que exige y congratula.
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