Los
ciclones tropicales o huracanes constituyen los desastres naturales que con más
frecuencia afectan a la mayor de las Antillas, dejando cuantiosas pérdidas
materiales y, en ocasiones, vidas humanas a su movimiento por el territorio
nacional.
El
pasado año el huracán Sandy se ensañó con la región oriental y causó grandes
destrozos en viviendas e instalaciones estatales, así como en la agricultura,
en las provincias de Santiago de Cuba, Holguín y Guantánamo.
Las
experiencias vividas y sufridas por la población afectada constituyen una
muestra más de la necesidad de estar preparados, informados y orientados para
saber cómo actuar ante cada fase que declara la defensa Civil en el territorio
nacional.
Todo
ello cobra mayor auge a partir del primero de junio, que comienza la temporada
ciclónica para la región del Caribe, y desde ya habrá que prestar toda la
atención a los partes meteorológicos para estar alertas y preparados para enfrentar
cualquier eventualidad.
Es
cierto que nuestro país goza de un sistema bien engrasado respecto a las
medidas que deben adoptarse ante cada situación, pues estos fenómenos naturales
tienen la particularidad que pueden detectarse con tiempo y pronosticarse su
intensidad y posible trayectoria.
No
obstante, nunca está demás continuar informándole a la población acerca de las
principales medidas preventivas y desde ya, por ejemplo, deben intensificarse
las labores de poda de árboles cercanos al tendido eléctrico, así como la
limpieza de fosas y tragantes para minimizar las posibles inundaciones.
Todo ello cobra más importancia cuando
se conoce que la temporada de huracanes en el Atlántico, este año, será más
activa que lo normal con la posible formación de hasta 10 huracanes, dijo la Agencia Atmosférica
y Oceanográfica estadounidense (NOAA) en uno de sus pronósticos.
Dadas las condiciones atmosféricas
propicias para la alta actividad ciclónica, que generarán la formación de 12 a 18 tormentas tropicales
con nombre, de las cuales seis y hasta 10 de ellas podrían convertirse en
huracanes, es imprescindible estar informados y con conocimiento de causa qué
hacer ante cada situación.
Solo así evitaremos la pérdida de vidas humanas y podremos minimizar los estragos
materiales. Ante los huracanes a la vista, mayor percepción de riesgo y
cautela.
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